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Read through the most famous quotes by topic #ado
how does she know it's the right room?' wondered Descant. Oh, I don't know; mabye it's the magical red glow coming from the doorway, or perhaps it's the deafening howl of the temporal winds.' said Mervall. Descant nodded.'You could be right, brother. And don't think I don't know sarcasm when I hear it. ↗
HOLLY: Are you suggesting I occasionally stray from the rule book? FOALY: No. I'm suggesting you do not own a copy of the rule book, and if you do, you have certainly never opened it. ↗
Evey: Who are you? V. : Who? Who is but the form following the function of what and what I am is a man in a mask. Evey: Well I can see that. V. : Of course you can, I’m not questioning your powers of observation, I’m merely remarking upon the paradox of asking a masked man who he is. Evey: Oh, right. V. : But on this most auspicious of nights, permit me then, in lieu of the more commonplace soubriquet, to suggest the character of this dramatis persona. Voila! In view humble vaudevillian veteran, cast vicariously as both victim and villain by the vicissitudes of fate. This visage, no mere veneer of vanity, is a vestige of the “vox populi” now vacant, vanished. However, this valorous visitation of a bygone vexation stands vivified, and has vowed to vanquish these venal and virulent vermin, van guarding vice and vouchsafing the violently vicious and voracious violation of volition. The only verdict is vengeance; a vendetta, held as a votive not in vain, for the value and veracity of such shall one day vindicate the vigilant and the virtuous. Verily this vichyssoise of verbiage veers most verbose, so let me simply add that it’s my very good honour to meet you and you may call me V. Evey: Are you like a crazy person? V. : I’m quite sure they will say so. ↗
Remember that fear always lurks behind perfectionism. Confronting your fears and allowing yourself the right to be human can, paradoxically, make you a far happier and more productive person. ↗
This explosive psychological 'sneaking' occurs when a woman suppresses large parts of self into the shadows of the psyche. In the view of analytical psychology, the repression of both negative and positive instincts, urges, and feelings into the unconscious causes them to inhabit a shadow realm. While the ego and superego attempt to continue to censor the shadow impulses, the very pressure that repression causes is rather like a bubble in the sidewall of a tire. Eventually, as the tire revolves and heats up, the pressure behind the bubble intensifies, causing it to explode outward, releasing all the inner content. The shadow acts similarlyY We find that by opening the door to the shadow realm a little, and letting out various elements a few at a time, relating to them, finding use for them, negotiating, we can reduce being surprised by shadow sneak attacks and unexpected explosions. ↗
Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto que lo blanco es negro y lo negro es blanco, según para lo que se les paga. El resto de las gentes son esclavas de esta sociedad. Por ejemplo: si mi vecino quiere mi vaca, asalaria un abogado que pruebe que debe quitarme la vaca. Entonces yo tengo que asalariar otro para que defienda mi derecho, pues va contra todas las reglas de la ley que se permita a nadie hablar por si mismo. Ahora bien; en este caso, yo, que soy el propietario legítimo, tengo dos desventajas. La primera es que, como mi abogado se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad, cuando quiere abogar por la justicia -oficio que no le es natural- lo hace siempre con gran torpeza, si no con mala fe. La segunda desventaja es que mi abogado debe proceder con gran precaución, pues de otro modo le reprenderán los jueces y le aborrecerán sus colegas, como a quien degrada el ejercicio de la ley. No tengo, pues, sino dos medios para defender mi vaca. El primero es ganarme al abogado de mi adversario con un estipendio doble, que le haga traicionar a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo procedimiento es que mi abogado dé a mi causa tanta apariencia de injusticia como le sea posible, reconociendo que la vaca pertenece a mi adversario; y esto, si se hace diestramente, conquistará sin duda, el favor del tribunal. Ahora debe saber su señoría que estos jueces son las personas designadas para decidir en todos los litigios sobre propiedad, así como para entender en todas las acusaciones contra criminales, y que se los saca de entre los abogados más hábiles cuando se han hecho viejos o perezosos; y como durante toda su vida se han inclinado en contra de la verdad y de la equidad, es para ellos tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y la vejación, que yo he sabido de varios que prefirieron rechazar un pingüe soborno de la parte a que asistía la justicia a injuriar a la Facultad haciendo cosa impropia de la naturaleza de su oficio. Es máxima entre estos abogados que cualquier cosa que se haya hecho ya antes puede volver a hacerse legalmente, y, por lo tanto, tienen cuidado especial en guardar memoria de todas las determinaciones anteriormente tomadas contra la justicia común y contra la razón corriente de la Humanidad. Las exhiben, bajo el nombre de precedentes, como autoridades para justificar las opiniones más inicuas, y los jueces no dejan nunca de fallar de conformidad con ellas. Cuando defienden una causa evitan diligentemente todo lo que sea entrar en los fundamentos de ella; pero se detienen, alborotadores, violentos y fatigosos, sobre todas las circunstancias que no hacen al caso. En el antes mencionado, por ejemplo, no procurarán nunca averiguar qué derechos o títulos tiene mi adversario sobre mi vaca; pero discutirán si dicha vaca es colorada o negra, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde la llevo a pastar es redondo o cuadrado, si se la ordeña dentro o fuera de casa, a qué enfermedades está sujeta y otros puntos análogos. Después de lo cual consultarán precedentes, aplazarán la causa una vez y otra, y a los diez, o los veinte, o los treinta años, se llegará a la conclusión. Asimismo debe consignarse que esta sociedad tiene una jerigonza y jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han dejado mis antecesores de seis generaciones me pertenece a mí o pertenece a un extraño que está a trescientas millas de distancia. ↗